PRINCIPIOS DE ADMINISTRACIÓN PERSONAL.
El tercer hábito es el fruto personal, la realización práctica del primero y el segundo.
El primer hábito dice: “Tú eres el creador, tú estás a cargo de todo”. Se basa en los cuatro privilegios humanos de la imaginación, la conciencia moral, la voluntad independiente y en particular la autoconciencia.
El segundo hábito es la creación primera o mental. Se basa en la imaginación (la capacidad para visualizar) y en la conciencia moral (que es la capacidad para detectar nuestra propia singularidades y las directrices personales, morales y éticas que nos permiten llevarla felizmente a cabo). Supone el contacto profundo con nuestros paradigmas.
El tercer hábito es la segunda creación, la creación física. Es la realización, la actuación; es el ejercicio de la voluntad independiente. Es la puesta en práctica incesante, momento a momento. El tercer hábito es administrar la segunda creación.
La capacidad para “administrar bien”, determina la calidad -e incluso la existencia- de la segunda creación. Administración es la fragmentación, el análisis, la secuencia, la aplicación específica, el control del tiempo, el autogobierno efectivo. La administración es disciplina, puesta en práctica.
Mientras que el liderazgo (segundo hábito) decide que es “lo primero”, la administración consiste en usar la voluntad independiente para tomar decisiones y elegir, y después, actuar en consecuencia. La administración es disciplina puesta en práctica.
LA ADMINISTRACIÓN DEL TIEMPO.
La administración del tiempo puede resumirse en una sola frase: Organizar y ejecutar según prioridades.. En un concepto de administración podemos decir que nuestro tiempo lo dedicamos a cuatro bloques de actividades, como muestra la matriz siguiente:
Urgente significa que se necesita una atención inmediata, casi al instante. Las materias urgentes son por lo general muy visibles, reclaman acción pero generalmente carecen de importancia.
La importancia por otra parte, tiene que ver con los resultados. Si algo es importante, realiza una aportación a nuestra misión, a nuestras metas de alta prioridad.
Ante las materias urgentes, reaccionamos. Las cuestiones importantes que no son urgentes requieren más iniciativa, más proactividad. Se requiere actuar para no dejar escapar la oportunidad.
Cada cuadrante marca un estilo de vida, aunque es posible que todos en alguna ocasión tengan experiencias de los cuatro cuadrantes:
Cuadrante 1: Es urgente e importante. Tiene que ver con resultados significativos que reclaman atención inmediata. Las actividades de este cuadrante generalmente se denominan crisis o problemas. Y casi siempre agotan o consumen a las personas.
Cuadrante III: Es urgente pero no importante. Las personas que están en este cuadrante reaccionan ante las cosas urgentes suponiendo que son importantes. Pero la realidad es que la urgencia de estás cuestiones a menudo se basa en las expectativas y prioridades de otras personas.
Cuadrante IV: Es no importante y no urgente. Las personas que se centran en actividades de este cuadrante son irresponsables, dependen de otros, son gobernados por apremios básicos y generalmente los despiden de sus empleos.
Cuadrante II: Es importante y no urgente. Este cuadrante es el corazón de la administración personal efectiva. Las personas efectivas no se enfocan en problemas sino en oportunidades.
HERRAMIENTAS DEL CUADRANTE II
El objetivo de la administración del cuadrante II consiste en organizar nuestras vidas con efectividad, centrándonos en nuestros valores y en nuestra misión personal. Y concentrándonos en lo importante y en lo urgente.
Un organizador del cuadrante II tendrá que satisfacer seis criterios importantes:
Coherencia. Integridad entre misión y visión, roles y metas, prioridades y planes, deseos y disciplina. Deberá tener el enunciado de su misión personal en un lugar específico para poder remitirse constantemente a él.
Equilibrio. La verdadera efectividad requiere equilibrio y su herramienta tiene que ayudarle a crearlo y mantenerlo.
Centrarse en el cuadrante II. El mejor modo de hacerlo es organizar la vida sobre una base semanal. Luego de esto la clave es ordenar lo que esté en la agenda por prioridades y esto ya es más fácil de hacer en el contexto de la semana.
Una dimensión “humana”. Usted necesita una herramienta que no sólo distribuya el tiempo sino que tenga en cuenta las personas. En muchas ocasiones lo establecido en la agenda depende o involucra a alguna persona.
Flexibilidad. Su herramienta de planificación tiene que estar construida en base a sus necesidades para que realmente le sea útil.
Ser Portátil. Su herramienta tiene que ser portátil para que usted pueda llevarla consigo en cada momento.
La organización del cuadrante II implica cuatro actividades clave:
Identificación de roles. Lo primero consiste en identificar los roles clave y ponerlos por escrito.
Selección de las metas. Lo siguiente consiste en pensar dos o tres resultados importantes que uno cree que tiene que lograr en cada rol durante la semana, estoas serán resultados como metas.
Programación temporal. Estableciendo actividades en horarios concretos es la mejor forma de emplear su tiempo ya que podrá controlar mejor sus tiempos y así alcanzar sus objetivos realizando todas las actividades que necesita hacer.
Adaptación diaria. Se trata de un establecimiento de prioridades más flexible.
Algo importante que se tiene que tener en cuenta es que no se puede pensar en términos de eficiencia cuando se trata de personas. Tienen sentimientos involucrados en algunas ocasiones difícilmente controlables que pueden llegar a alterar totalmente nuestra planeación o programa.
LA DELEGACIÓN
Son muchos los que se niegan a delegar en otras personas porque les parece que ello consume demasiado tiempo y esfuerzo y que ellos mismos pueden realizar mejor la tarea. pero delegar en otras personas con efectividad es tal vez la actividad que por sí sola potencia más nuestra fuerza. la clave de la administración efectiva es la delegación.
Existen dos formas de delegación:
En recaderos
En encargados
La delegación en “recaderos” es muy típica de las personas que eran o son productores. Cuando están en una posición más alta como supervisor siguen trabajando, no son capaces de dejar a las personas a su cargo libres de hacer las cosas porque temen que se vayan a equivocar.
En cambio, la delegación “en encargados” supone la comprensión clara y el compromiso mutuo, acerca de las expectativas en las áreas de resultados deseados, directrices, recursos, rendición de cuentas y consecuencias.
VICTORIA PÚBLICA
PARADIGMAS DE INTERDEPENDENCIA
Lo más importante de toda relación no es lo que decimos o hacemos, sino lo que somos. Y si nuestras palabras y acciones derivan de técnicas superficiales de relaciones humanas ( la ética de la personalidad) y no de nuestro núcleo interior (la ética del carácter), los otros sentirán la duplicidad.
En nuestras relaciones con otras personas debe de estar incorporada la confianza para que la comunicación sea fácil, escuchen nuestras ideas y poder ser considerados como una opción.
A continuación se presenta una lista de seis sencillas acciones que ayudaran a incrementar la confianza con las personas de su entorno:
Comprender al individuo. El secreto reside en conocer lo que a la otra persona le gusta y hacerlo tan importante para uno mismo como lo es para la otra persona.
Prestar atención a las pequeñas cosas. Las pequeñas bondades y atenciones son muy importantes. En una relación las cosas grandes son las cosas pequeñas.
Mantener los compromisos. Mantener un compromiso o una promesa es un depósito de suma importancia, romperlos representa una grave ofensa.
Aclarar las expectativas.
Demostrar integridad personal. La integridad personal genera confianza y esto trae muchos beneficios.
Disculparse sinceramente cuando comete un error. Se necesita mucha fuerza de carácter para disculparse con rapidez y de todo corazón.
Coyec, S. R. (1997). Las Metas como Objetovos. En L. 7. Efectiva, Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva (págs. 58 – 87).